Un industrial de Armstrong es pionero en la importación de maquinaria agrícola usada

Un empresario Armstrong, epicentro de la fabricación de implementos agrícolas, se posiciona como importador de equipos usados, sin embargo defiende la industria nacional.

Nacionales15 de mayo de 2025Las Rosas DigitalLas Rosas Digital
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En el corazón productivo de maquinaria agrícola de Argentina, la región que comprenden Armstrong, Las Parejas y Las Rosas en el sur de Santa Fe, una reciente medida del Gobierno Nacional ha desatado controversia. La eliminación del CIBU (Certificado de Importación de Bienes Usados) facilita ahora el ingreso irrestricto de maquinaria usada al país. Esta decisión genera preocupación entre los industriales locales, quienes, si bien no temen a la competencia, advierten sobre los riesgos que esto podría acarrear para su actividad y para el sector agropecuario en general.

Entre los principales argumentos de los industriales se encuentran el posible envejecimiento del parque de maquinaria nacional, los riesgos sanitarios derivados del ingreso de malezas o plagas, los inconvenientes en la posventa y la amenaza de perder cuota de mercado frente a los equipos importados. Todo esto, en un contexto donde el entramado productivo del polo santafesino es un motor clave de la economía regional.

Armstrong: Cuna de la Metalmecánica Agrícola

En Armstrong, Santa Fe, la tradición metalúrgica está profundamente arraigada. La familiaridad con los "fierros", las tuercas y el campo se transmite de generación en generación, dando lugar a innumerables talleres que, con esfuerzo, se transformaron en pequeñas fábricas y, en muchos casos, en importantes exportadoras. Esta sólida matriz productiva ha valido el reconocimiento global, y la maquinaria agrícola argentina goza de prestigio internacional.

No obstante, ciertos equipos de alta gama, principalmente los autopropulsados, son dominio de las grandes multinacionales del sector, muchas de las cuales tienen asiento productivo en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Estas empresas también han manifestado su preocupación por la reciente medida gubernamental, argumentando una potencial pérdida de competitividad.

Distribuidora Italia: Importación con Sello Nacional

En este escenario, emerge un actor inesperado: Distribuidora Italia, una empresa ubicada en el Parque Industrial de Armstrong. Junto a su planta de fabricación de repuestos, Italia Maquinarias se dedica al reacondicionamiento de equipos usados para su posterior comercialización. Al frente de este grupo se encuentra Franco Bosso, quien lideró las primeras importaciones de maquinaria agrícola usada al país, incluso antes de la eliminación del CIBU, y ahora se encuentra a la espera de un nuevo cargamento.

Según relató Bosso a Bichos de Campo, la experiencia de 12 años en la producción de repuestos impulsó la apertura de una filial en Uruguay. Fue allí donde vislumbraron la oportunidad de importar maquinaria usada desde Estados Unidos, reacondicionarla y ofrecerla en el mercado. La especialización de la empresa se centra en equipos John Deere.

Bosso explica que, incluso antes de la desregulación, ya habían realizado importaciones. Tras un trámite de ocho meses, lograron ingresar una sembradora en diciembre, la cual fue reacondicionada y vendida en tan solo cuatro días a un productor de Susana, Santa Fe.

Un Modelo de Negocio con Valor Agregado Local

El éxito de esta primera operación allanó el camino para replicar el modelo en Argentina, aprovechando la experiencia ya adquirida en Uruguay. Con una red de búsqueda de equipos en Estados Unidos y una logística establecida, se embarcaron en una nueva importación, beneficiándose de la reciente desregulación que simplificó significativamente el proceso. Actualmente, Bosso y su equipo aguardan la llegada a puerto de cosechadoras, sembradoras y pulverizadoras que serán reacondicionadas para su venta.

Franco Bosso reconoce la aparente contradicción de su actividad, pero enfatiza su compromiso con la industria nacional: “Nosotros también somos industria nacional, porque cada equipo que traemos y vendemos se desarma, se reacondiciona, se pone a punto con mano de obra argentina y se entrega al cliente como nuevo. El proceso puede llevar hasta tres meses por máquina”.

Para reforzar su argumento, añade: “Revisamos toda la parte electrónica, hidráulica y de motor. Tiene que estar de nueve puntos para arriba. Lo que sea chapa o estructura es lo que podemos arreglar nosotros, porque es nuestro fuerte”.

Bosso destaca las ventajas de la maquinaria importada en términos de uso: “El productor estadounidense usa las máquinas mucho menos que el argentino. A veces tienen ocho o diez años, pero con muy pocas horas. También traemos equipos más nuevos, eso depende del cliente”.

En cuanto a los aspectos sanitarios y de repuestos, asegura: “Nosotros limpiamos todo en origen y no tuvimos problemas en Aduana. En cuanto a los repuestos, traemos maquinaria con códigos compatibles con los que se usan acá o en Brasil. Y si hay algo que no se consigue, lo traemos por courier en una semana”.

"No Somos Oportunistas, Queremos Aportar Know-How"

Franco Bosso subraya la visión a largo plazo de su empresa: “No somos oportunistas. No es que ahora se abrió la importación y salimos a traer maquinaria. Nosotros ya lo veníamos haciendo afuera, con experiencia y respaldo. Queremos traer ese know-how a la Argentina”. Italia Maquinarias emplea a 35 personas. “Esto no es una cueva ni una importadora de ocasión. Es parte de un entramado industrial que quiere adaptarse a un nuevo escenario”, afirma.

El empresario santafesino no percibe esta apertura como una competencia desleal, ya que él mismo forma parte de la industria: “Esta apertura nos pega a todos los que trabajamos en la industria nacional, pero abre otras puertas, y hay que sumarse a las ventajas... y a las desventajas, esquivarlas”.

Precios y Oportunidad: La Clave del Debate

La cuestión de los precios emerge como un punto central. Bosso explica que es posible encontrar tractores usados a precios significativamente más bajos que en Argentina. Sin embargo, al sumar el arancel de importación del 25%, más los impuestos nacionales, fletes y limpieza, el valor final se acerca al de un concesionario local. Para Bosso, la clave reside en la oportunidad y no necesariamente en una ventaja de precio directa. Considera fundamental mantener el piso arancelario para proteger a la industria nacional, pero sugiere revisar la carga impositiva para mejorar la ecuación.

Según sus estimaciones, es posible importar equipos con un ahorro promedio del 30% en condiciones similares. En otros casos, la diferencia de precio no es tan marcada, pero lo que varía significativamente es el estado de la máquina. Por el mismo valor, se puede acceder en Estados Unidos a un tractor con mucho menor desgaste.

La visión de Bosso se centra en ofrecer calidad y rotación de mercadería: “Uno encuentra máquinas de 10 años pero con muy pocas horas de uso, o de dos o tres con casi nada de uso. Hay gente que prefiere una maquinaria con muy pocas horas, sin importarle el modelo, a un precio muy accesible, y hay quienes buscan pagar un diferencial de precio para tener un modelo más nuevo con mínimo de horas”.

Con la importación libre ya en marcha, la próxima edición de Agroactiva se anticipa como un momento crucial para observar las dinámicas y el futuro del sector de la maquinaria agrícola en Argentina.

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