La convicción como guía
La convicción nos guía a tomar decisiones para lograr un objetivo de corto plazo, que buscamos nos lleve a una meta en el mediano y largo plazo. Sin embargo, el miedo nos lleva a tomar decisiones que creemos necesarias para evitar un mal mayor en el corto plazo, sin considerar el mediano y largo plazo.
¿Cómo hablar de objetivos y metas cuando la incertidumbre no deja ver cuán profundo se podría caer de un día para el otro?
Una de las habilidades que no debemos dejar de lado es la posibilidad de calcular en base a los datos que sí tenemos en conocimiento. Analicemos entonces la campaña en curso para soja de primera y maíz temprano, y la que viene para trigo 20/21, con números a la vista.
Consideraremos los precios de cosecha de estos tres cultivos según los precios futuros publicados por el Mercado a Término MATBA-ROFEX, el pasado 28 de febrero, así como los costos de implantación, transformados en quintales por hectárea de cada grano, los costos de comercialización (comisión, paritaria, volátil y flete corto) y cosecha, como un porcentaje del ingreso bruto por hectárea, y los rendimientos promedio asumiendo una campaña normal en zonas de buen potencial. Otro costo fundamental es el del alquiler, dado que más del 60% del suelo agrícola es trabajado por arrendatarios, es más representativo de la realidad agrícola que los números obtenidos en campo propio, este costo se establece en 16 quintales de soja por hectárea, y se toma el mismo precio futuro de soja mayo 2020 al cierre del 28 de febrero pasado.
En el siguiente cuadro se resume esta información para los tres principales granos de nuestro país:
Trabajando sobre la planilla de margen bruto para campo alquilado, se obtienen los márgenes y ganancias porcentuales de estos tres cultivos, introduciendo a los datos antes expresados, la variable de distancia a puerto, considerando sistemas productivos ubicados desde 100 a 1.000 kilómetros del puerto.
El pasado 11 de febrero se acordó un aumento del 18% para las tarifas de referencia a nivel nacional en el transporte de carga, actualizando la tabla de noviembre de 2019, por lo que se tomaron esos valores expresados en PESOS por tonelada, y fueron convertidos a Dólares por quintal, considerando el Dólar mayorista a $62/U$S, para distancias de 100, 200, 300, 400, 500 y 1000 kilómetros.
En el siguiente gráfico puede verse el resultado de aplicar estas diferentes tarifas de flete, sobre el margen bruto del planteo productivo, expresado en Dólares por hectárea. Se observa que, tanto la soja cómo el trigo, ofrecen márgenes positivos, U$S 5 y 9/Ha respectivamente, solo con fletes de 100 kilómetros a puerto, mientras el maíz logra márgenes positivos hasta 200 kilómetros a puerto.
Significa que, apenas nos movemos más de 100 kilómetros para soja y trigo, y 200 para maíz, los precios ofrecidos hoy a cosecha no son suficientes para cumplir con los costos directos de la producción, y resultan en pérdida.
Para verlo en función del retorno ofrecido por el margen bruto, es decir Dólar ganado por cada Dólar gastado, tenemos el siguiente gráfico, muy parecido al anterior.
Vemos que a 100 kilómetros el retorno es de 8% para maíz y 1% para soja y trigo, es decir que, por cada Dólar de costo, se recupera ese Dólar y se obtienen 8 y 1 centavos de Dólar de ganancia respectivamente. Apenas pasamos a 200 kilómetros, el retorno de soja y trigo se vuelve negativo, y resulta en -2 y -5 centavos de Dólar por cada Dólar de costo. Maíz resiste algo más y se vuelve negativo a partir de los 300 kilómetros, donde resulta en -2%, es decir, se pierden -2 centavos de Dólar por cada Dólar invertido.
Estos cálculos, que resultan en una sensibilidad del margen a las diferentes distancias que deben recorrer los granos desde la zona de producción a la de destino, se realizan generalmente usando rangos de precios y rendimientos para una zona determinada, analizando cuán sensible es nuestra producción a imponderables del mercado o del clima que puedan modificar precios o clima.
A inicios de marzo, muchos ya conocen sus potenciales de rendimientos, y, aunque hasta que se levante el último grano del campo, no hay certeza de cosecha, es menos probable a estas alturas que el clima genere cambios drásticos en las expectativas de las diferentes zonas. A nivel nacional, según expectativas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se esperan rendimientos promedio de 31 qq/ha de soja, y de 79 qq/ha de maíz.
En cuanto a precios, sabemos que estamos en un tobogán de bajas, que nos llevan a los actuales precios disponibles y futuros, y las condiciones internacionales y locales no ofrecen en el corto plazo ningún elemento alcista al cuál aferrarnos. Vayamos a los mínimos desde Estados Unidos, que son de referencia para los precios locales:
* Con pisos en Chicago para soja de U$S 320/TN, que podrían llegar a U$S 290/TN en mayo, como ocurrió en mayo del año pasado, tenemos potenciales locales que van de U$S 214 a 190/TN, valores que, como se mostró más arriba, no son resistidos por ningún margen.
* El maíz estadounidense, por ahora fluctuando entre U$S 145 y 150/TN, podría alcanzar pisos de U$S 135/TN, que a nivel local se traduce en U$S 120/TN, U$S-20/TN por debajo del precio tomado en este ejercicio.
* En cuanto al trigo, hoy en torno a U$S 190/TN en Chicago, podría caer a U$S 150/TN, lo que a nivel local podría significar un trigo 20/21 de U$S 132/TN.
La realidad es que, precios en soja inferiores a U$S 240/TN, en maíz inferiores a U$S 140/TN y en trigo inferiores a U$S 160/TN, resultan en márgenes negativos para la mayoría de los planteos agrícolas bajo alquiler del país, que es la realidad de más del 60% de la superficie trabajada.
Conclusiones: Los precios actuales son tan bajos a nivel local, que no permiten más recortes, sino por el contrario, necesitan subas en el corto plazo, que permitan no descapitalizarse a la hora de la cosecha, vendiendo a pérdida.
La habilidad de calcular en base a nuestros costos y márgenes, nos da la posibilidad de prever decisiones comerciales en el corto plazo, por ejemplo, el uso de coberturas de precios mínimos. Quienes no hayan realizado coberturas de precios hacia la nueva cosecha, se encuentran con gran temor en cuanto a los precios internacionales, y que a nivel local los bajos precios futuros se sostengan hacia la cosecha, o empeoren con la presión de una logística complicada de cupos, mientras la urgencia por vender le gana a la posibilidad de esperar mejoras de precios.
Vender a pérdida no es el camino a seguir, conocer los precios mínimos que necesita cada empresa agropecuaria, no solo para cubrir costos directos, sino impositivos y de estructura, es la clave para tomar decisiones comerciales, con la convicción de que la empresa agropecuaria es una empresa a cielo abierto, donde es tan importante preservar los recursos naturales, desarrollando tecnologías de manejo que aporten sustentabilidad en el mediano y largo plazo, como preservar los recursos humanos, comprometidos con la producción. Son algunos de los grandes temas que deben servir de guía a la hora de atravesar tiempos de incertidumbre, para no perder de vista el horizonte que nos ayude a tomar decisiones.
Los números están y son negativos, en este caso, los números hablan más que las palabras, conozcamos y mostremos esos números a quienes desconozcan el complejo entramado de costos y riesgos que atraviesa cada productor desde antes de la siembra, hasta después de la cosecha.
Marianela De Emilio
Ing. Agr. Msc. Agronegocios
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